¿Qué es el Karma y para qué sirve?
La
Ley del Karma o Ley de las Compensaciones, es un sistema que equilibra la
ascensión de nuestras experiencias y conocimientos o el descenso de los mismos,
dependiendo de nuestro aprendizaje y de nuestro plano de consciencia. Incluye
todas las Leyes Universales. La Ley del Karma reúne las consciencias de todas
las esferas cósmicas, todas las voluntades, todos los seres. La Ley del Karma
tiene tres fines fundamentales que son:
a) Instruir y dar lecciones al ser humano sobre todas
las Leyes Universales que existen.
b) Establecer
el carácter, que es a la vez la expresión de la personalidad del alma.
c) Auxiliar
al ser humano a obtener experiencia y ligarla al conocimiento integral que
tengamos de todo (principal objetivo de la vida en este plano físico).
La palabra Karma es de origen sánscrito (Kárman) y significa la acción de la
voluntad, por medio del ejercicio del pensamiento, es decir, la acción y la
reacción de la voluntad humana sobre el pensador mismo. En este Principio está
involucrada la idea de que el pensamiento humano es una energía que acciona y
reacciona, o sea, que produce efectos sobre el mismo pensador. Esta ley se
encarga de sumar nuestra tendencia evolutiva, cuando el Karma es positivo o
nuestra tendencia involutiva (retroceso) cuando el Karma es negativo.
La Ley
del Karma no premia la pobreza con la riqueza en vidas futuras, simplemente
compensa nuestras ideas sobre las posesiones materiales. Toda clase de Karma queda
registrado cósmicamente en una de dos formas: como Bien que se pudo hacer y no
se hizo (que es la omisión del Bien) o como Bien que se hizo (que es la
comisión del Bien). Los resultados de la primera forma son negativos y los de
la segunda son positivos. Todo objeto y todo acto se inician en el pensamiento.
La desgracia o la felicidad se inician en el pensamiento. El sujeto pensante es
el primer punto, el objeto reaccionante es el segundo punto y el resultado
efectivo combinado es el tercer punto. Aquí se cumple otra ley llamada la Ley
del Triángulo de la cual hablaremos en la siguiente lección.
El Karma funciona
independientemente de nuestro conocimiento o desconocimiento de la ley. El
pensamiento humano es creador, el ser humano puede crear su destino, sólo
existe el fatalismo creador o destino creado por el ser humano que es a su vez
el Karma. El ser humano es lo que piensa que es, el ser humano es producto de
sí mismo en su vida diaria. En ocasiones, una causa kármica positiva o negativa
no produce efectos inmediatos y la persona cree que como nada le ha ocurrido,
si es negativo lo que pensó, puede seguir haciendo mal, con la certeza de que
no hay justicia divina que le reclame. Si es positivo su pensamiento, dirá que
Dios no escucha sus súplicas. La verdad es que todo queda registrado y en su
madurez se cumple, bien sea en esta vida o en otras vidas futuras. Llevamos el
pasado en nosotros. Es un fluir continuo. Si nosotros actuamos mal, debemos
saber que sufriremos las consecuencias hoy o mañana, en el mundo interior o en
el mundo físico. Si hago algo bueno, si rezo, si medito, hago buenas obras a
los demás, etcétera, obtendré igualmente el resultado. En ocasiones vemos a
alguien que, habiendo cometido un delito, goza de la vida pero tal vez haya realizado
algo extraordinario o maravilloso en su última encarnación de lo que obtiene el
beneficio ahora, mientras que los resultados de su mala acción no han comenzado
todavía a dar sus frutos. Al término de su vida o en una vida futura, serán
definitivamente equilibradas sus acciones. Podrán darse cuenta que somos los
que tenemos el poder de crear nuestras circunstancias y poder cambiarlas si no
son de nuestro agrado, siempre desde la benevolencia.
© autores:
Erika Hernández A.
Ingrid Mendoza N.
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